La historia de los insecticidas gira en torno a tres factores:
-Su efectividad (capacidad de matar insectos)
-Su toxicidad hacia los humanos
-Su toxicidad hacia el medio ambiente

Para medir la toxicidad hacia los humanos la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece la siguiente clasificación (ver tabla 1). Por ejemplo, bajo la categoría Ia están los insecticidas que a una dosis oral de menos de 5 mg de insecticida por kg de peso de la rata suponen la muerte de la misma. O bien que a una dosis dérmica de menos de 50 mg/kg suponen también su muerte.

Precisamente en la siguiente categoría Ib (muy peligroso) se encuentra uno de los primeros insecticidas que fue utilizado ampliamente durante los inicios del siglo XX, el Verde de París (Paris Green). Este insecticida está compuesto de acetoarsenito de cobre y forma parte del primer grupo de insecticidas: compuestos inorgánicos de arsénico.

El hecho de que los insecticidas inorgánicos de arsénico sean muy tóxicos para los humanos provocaron su desuso y su sustitución por el siguiente grupo de insecticidas: los organoclorados
Hasta la mitad del siglo XX se usaron los insecticidas organoclarados. Entre ellos destaca el DDT que es un insecticida muy efectivo contra insectos. El DDT fue clave para erradicar la malaria de Europa (pues el mosquito vector de la malaria era común en algunas zonas de Italia y Grecia). Un hecho sorprendente fue el uso del DDT en la segunda guerra mundial para desparasitar a los soldados ya que a pesar de que el DDT es menos tóxico que el verde de París, no deja de ser moderadamente tóxico (categoría II según la OMS). Por eso no deja de ser impactante la siguiente imagen en la que se aplica DDT directamente a un soldado

Por otra parte, el DDT y los organoclorados resultaron ser muy dañinos para la fauna silvestre. La publicación en 1962 de el libro Primavera silenciosa tuvo gran repercusión y fue clave para la prohibición en EE.UU. del uso del DDT. Asimismo, a raíz de la publicación de este libro surgió un movimiento social que dio lugar a la creación en EE.UU. de la EPA (agencia de protección del medio ambiente).
No deja de resultar llamativo que mientras en países como España o Argentina el organismo que autoriza los fitosanitarios (entre los que están los insecticidas) depende del ministerio/secretaría de agricultura, en otros países como Reino Unido o Brasil las autorizaciones dependen del ministerio de sanidad; en EE.UU. por contra dependen de la EPA (algo así como el ministerio de medio ambiente). Esto es un signo más, del gran impacto que tuvo Primavera silenciosa en EE.UU. al divulgar los perniciosos efectos que tenía el DDT en la fauna: muerte masiva de aves migradoras, muerte de salmones, muerte de aves rapaces, etc.

Por razones fundamentalmente medioambientales, el uso de insecticidas organoclorados fue clayendo en desuso y dio paso a los insecticidas organofosforados.
Los organofosforados son menos persistentes en el medio ambiente que los organoclorados. Eso los hace menos dañinos contra la fauna. Sin embargo, eso no quitan que sigan siendo tóxicos. De hecho, algunos organofosforados tal como el parathion tienen una categoría de toxicidad Ib. Incluso aquellos organofosforados menos tóxicos de categoría II como el clorpirifós, recientemente se ha prohibido en la Unión Europea. La prohibición del clorpirifós ha dejado muy pocas alternativas a los agricultores de cítricos para combatir el cotonet de Sudáfrica. De esta forma los agricultores tienen que hacer malabares y a veces trabajos casi perfectos (cumplir a rajatabla las buenas prácticas agrícolas, GAP) para poder mantener rentables sus explotaciones. Pero bueno, esto es otra historia…
En realidad el grupo con mayor número de casos con toxicidad poco peligrosa (categoría III) lo representan el siguiente gran grupo de insecticidas: los piretroides. Conocidos desde antiguo ya que la piretrina proviene de forma natural de un tipo de crisantemo, no fue hasta el año 1972 que se logró sintetizar el primer piretroide fotoestable: la permetrina (nota: es importante que sea fotoestable para que tenga efectividad en exteriores). La baja peligrosidad de la permetrina hace que se pueda usar en los insecticidas para uso en el hogar.

Ya en los años 80 surge un nuevo gran grupo de insecticidas: los neonicotinoides. Estos tratan de emular la nicotina (insecticida natural producido por la planta del tabaco). Los neonicotinoides son de categorías II (moderadamente peligroso) y III(poco peligroso) en cuanto a toxicidad para humanos y fueron muy útiles para combatir los insectos que comenzaban a ser resistentes a los piretroides. Sin embargo, su implicación en el declive de las abejas, llevó a la Unión Europea a prohibirlos.

Curiosamente en Australia no se han prohibido los neonicotinoides y la produción de miel no parece verse afectada por la irrupción de los neonicotinoides en los 80. En cualquier caso, cuanto menor sea el uso de insecticidas seguro que es beneficioso para las abejas y para el medio en general.

Por último se descubren y se crean los bioinsecticidas tales como las bacterias Bacillus thuringiensis o Beauvaria bassiana. De estos cabe señalar que siguen siendo tóxicos tanto para humanos como para el medio ambiente pero por supuesto mucho menos tóxicos que los organoclorados y los organofosforados.
Por eso y a modo de conclusión cabe resaltar que hay que evitar el uso abusivo de cualquier tipo de insecticida para evitar que surjan resistencias por parte de las plagas, así como usar los insecticidas sólo cuando sea estrictamente necesario y cumpliendo las buenas prácticas agrícolas para poder proteger el medio que nos soporta.
Finalmente y a modo de resumen simplista de la historia de los insecticidas dejo esta tabla cronológica. Espero que os haya sido útil. No dudéis en dejarme un comentario para corregir posibles incorrecciones. ¡Un saludo!
Grupo insecticida | Años |
Compuestos inorgánicos de arsenio | 1900-1930 |
Organoclorados | 1930-1960 |
Organofosforados | 1960-2020 |
Piretroides | 1980-actualidad |
Neonicotinoides | 1980-2020 |