Fitosanitarios y emergencia climática

Hoy en día existe una conciencia general que clama por el respeto y conservación del patrimonio histórico, el cultural y el etnológico. La inmensa mayoría de la población vería un despropósito la destrucción de un castro para construir un chalet o el construir un rascacielos al lado de una catedral gótica.

La mayoria de las personas ven, hoy en día, actuaciones como la de esta foto, un despropósito estético.

También creo que empieza a surgir una conciencia de la necesidad de atenuar el velocísimo proceso de calentamiento que sufre nuestro planeta. Las previsiones científicas que emanan de los informes del IPCC(organismo dependiente de la ONU que estudia el cambio climático) imploran que estamos en una situación de emergencia climática. Y esta emergencia no se ataja reciclando más, comprando coches eléctricos o instalando paneles fotovoltaicos en nuestros tejados. Esto puede ayudar pero no es suficiente.

Para conseguir evitar la catástrofe hay que parar cuanto antes de quemar combustibles fósiles. ¡Cuánto antes! Un año arriba o un año abajo puede dar pie a un punto de no retorno. Y la decisión de parar de quemar carbón, petróleo y gas no es exclusiva de los políticos. Cada uno de nosotros puede dejar de quemar fósiles, reduciendo el consumo o no consumiendo directamente en la medida de lo posible.

En cuanto a los fitosanitarios qué duda cabe que su producción requiere energía y a día de hoy, el hecho de requerir energía es equivalente a requerir, en mayor o menor medida, la combustión de combustibles fósiles. ¿Pero cuánta energía requiere la producción de fitosanitarios? Esto depende del principio activo en cuestión. Sin embargo, un estudio de la universidad de Cranfield, estima que la necesidad de fitosanitarios representa entre un 6 y un 16% de toda la energía necesaria para sacar adelante el cultivo.

En esta gráfica de la universidad de Cranfield se puede ver que con el paso del tiempo la producción de fitosanitarios requiere más energía

Según el IPCC , la agricultura representa más de un 10% de todas las emisiones de efecto invernadero. Si a su vez los fitosanitarios representan en torno a un 10% de toda la energía que requiere la agricultura, podríamos estimar que la producción de fitosanitarios representa un 1% de las emisiones globales de efecto invernadero.

Un 1% puede resultar una cifra baladí. No ocurre lo mismo en términos absolutos ya que ese 1% representa 360 millones de toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera. Para poder absorber esas emisiones necesitaríamos una selva de 100.000km2, o lo que es lo mismo un selva que ocupe de forma íntegra la comunidad autónoma de Castilla y León.

De Photos courtesy of Christian Ziegler. – Beyond Neutrality—Ecology Finds Its Niche. Gewin V, PLoS Biology Vol. 4/8/2006, e278 doi:10.1371/journal.pbio.0040278, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1480734 Una selva del tamaño de Castilla León sería necesaria para absorber los gases de efecto invernadero que genera la producción mundial de fitosanitarios. Y claro esa selva no puede arder en ningún momento porque si no ese carbono que se fijó se devolvería a la atmósfera.

Estas cifras atestiguan la importancia que los fitosanitarios tienen en el contexto de emergencia climática que vivimos, pero ¿qué se puede hacer? La industria está ya suficientemente incentivada para mejorar la eficiencia energética pues ésta es suficientemente cara. Por otra parte, la inestabilidad climática que trae consigo el calentamiento global probablemente desencadene una mayor demanda de fitosanitarios tal y como concluyen diversos estudios. Por eso, queda un escaso margen de maniobra para reducir el consumo de «energía-fitosanitaria» y gira en torno a una mayor eficiencia en la aplicación de los mismos por parte del agricultor.

Además, la agricultura ecológica no parece ser la solución en cuanto a lo que a emisiones se refiere, pues es la agricultura ecológica menos eficiente que la convencional en cuanto a rendimiento por superficie. Es decir, la agricultura ecológica necesita más hectáreas de terreno para producir lo mismo. Roturar más terreno, implica unas emisiones a mayores por defecto que quizás no nos podamos permitir, entre otras cosas, porque la población mundial no para de crecer y el suelo fértil decrece.

Logo de agricultura ecológica de la UE. La agricultura ecológica puede ayudar en cuanto a preservación de la biodiversidad local pero en el ámbito global no parece ser la solución ya que emite más emisiones por kg de alimento que la agricultura convencional ya que los rendimientos son menores y habría que roturar más tierra para producir lo mismo.

¿Cuál es entonces la solución? Desde luego no está clara, pero para poder decidir mejor, se hacen necesarios más estudios científicos que nos permitan dilucidar cuál es la combinación de factores que nos indiquen cuál es el óptimo para reducir emisiones en cuanto a lo que fitosanitarios se refiere. Mientras tanto podemos hacer lo que está probado que ayuda. Como agricultores mejorar la eficiencia en la aplicación de los mismos, como consumidores, usar productos locales y de temporada (que requieren menos fitosanitarios, menos almacenamiento, menos refrigeración, menos transporte, etc) . O empezamos ya o lo sufriremos en nuestras propias carnes.

Publicado por Limare.blog

Límite Máximo de Residuos (LMR)

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